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Discurso, imagen y modelización icónica

Por: Levira Lecuona

 

 

“Todo objeto cultural es portador de significado: toda práctica cultural depende del significado, y ese significado es posible gracias al lenguaje”.

 

Saussure

Ni las cosas por ellas mismas ni los hablantes pueden fijar un significado; nosotros construimos colectivamente el significado mediante sistemas de representación uno de estos sistemas es el leguaje. Mediante el uso del lenguaje producimos conceptos y significados.  

 

Éstos son los que nos permiten referirnos dentro o fuera de nuestra mente a objetos, personas o acontecimientos. Las imágenes son un tipo de lenguaje llamado icónico y son dotadas de un significado únicamente por medio del discurso, mismo que es legible gracias a distintas convenciones sociales que cumplen con la finalidad de comunicar e interpretar signos, mismos que son intercambiables entre miembros de una misma cultura.

 

Las  imágenes son construidas y leídas en un proceso  nombrado por  Villafañe (2002), modelización icónica de la realidad. Este proceso se divide en: creación icónica y observación icónica. En el primero, la realidad es percibida, representada y modelizada, teniendo como resultado, la creación de una imagen. En el segundo proceso, el observador percibe esta realidad modelizada icónicamente. Esta imagen creada y leída se identifica en mayor o menor medida con las estructuras de la realidad. 

Prácticas discursivas

Por discurso entendemos a la práctica que consiste en la producción de conocimiento mediante el lenguaje, sea este verbal o no verbal. Desde esta premisa se puede afirmar que cualquier práctica social tiene un aspecto discursivo. Este aspecto discursivo no es puramente lingüístico; sino que se refiere también al lenguaje visual y a las prácticas sociales, de manera que el discurso define y produce el objeto de nuestro conocimiento y no existe nada   significativo fuera de él. Si bien hay objetos, personas y hechos fuera del discurso que existen, cobran significado y se convierten en objeto de conocimiento gracias a las prácticas discursivas y no por ellos mismos. Estas prácticas discursivas se dan en contextos culturales, espaciales y temporales específicos y obedecen a un conjunto de reglas predeterminadas.

Hacia una definición de imagen

Cualquier manifestación puede ser considerada una imagen incluso algo tan intangible como un recuerdo. La solución a este problema es la abstracción de las características particulares que todas las imágenes poseen y que en muchas ocasiones nos distraen de lo más esencial.

Este proceso persigue el aislamiento de aquellos hechos irreducibles e invariables, es decir, eliminando cualquier característica que pueda ser considerada superflua a la hora de definir algo como una imagen, para al final encontrarnos con los aspectos más específicos de esta.

En este sentido, la esencia de la imagen quedaría definida por tres hechos  invariables e irreducibles en cualquier espécimen icónico, los cuales se identifican, además, con el concepto de naturaleza icónica:

  • Es una selección de la realidad

  • Contiene elementos y estructuras de representación específicamente icónicas

  • Sintaxis visual (orden de los elementos dentro de una imagen)

 

De la anterior definición de imagen propuesta por Villafañe (2002), cabe deducir que independientemente del grado de parecido, siempre guardará un nexo con la realidad. Y esto se cumplirá aun cuando la imagen no sea figurativa por medio del color, la textura, el volumen, la línea, etcétera. Entre este nivel propio de la abstracción plástica y la mimesis más absoluta no existe ninguna diferencia en lo esencial (la naturaleza icónica) tan solo distintos grados del nivel de realidad de la imagen.

La modelización icónica de la realidad

Para comprender este proceso de modelización icónica lo dividiremos en dos etapas: la creación y la modelización icónica.

  • En la primera etapa, quien crea una imagen extrae los elementos de lo que podríamos denominar un esquema preicónico de la realidad. Este esquema se encuentra a medio camino entre la percepción y la representación, en él se sostiene la estructura del referente, sin embargo, su naturaleza es estrictamente perceptiva; es resultado de una organización visual del objeto percibido y, en segundo lugar, de una selección del mínimo de rasgos necesarios, para salvaguardar la identidad de dicho objeto. Posteriormente emplea ciertas categorías plásticas para modelizar a sus análogas en la realidad.

  • Concluida la primera etapa obtenemos una imagen particular que supone un modelo de realidad. Dicho modelo nunca es la realidad misma, ni siquiera en el caso de la imagen especular o en el de la imagen natural, ni tampoco está totalmente desconectado de ella, como pudiera pensarse al observar una imagen abstracta. Posterior a esto, el observador accede a esta realidad modelizada icónicamente; extrae de la imagen  un esquema  icónico.

Como se lee una imagen

Para finalizar este ensayo describiré, sin ahondar en ellos, los dos niveles de lectura propuesto por Barthes (1985) y que son la denotación y la connotación. Ambos son procesos que nos ayudan a interpretar la realidad en general y que son aplicables al momento de interpretar una imagen. La denotación está en un nivel descriptivo en el cual hay consenso entre la gente acerca del significado del signo y posee un valor hasta cierto punto objetivo. Por otro lado, la connotación entra al campo de los significados culturales y de la ideología social con sus creencias, marcos conceptuales y sistema de valores. Este segundo nivel de significación es más difuso, por tener un mayor nivel de subjetividad ya que se produce en relación con la historia y la cultura de quien lee.

Bibliografía

  1. Arnheim, R. (1979). Arte y percepción visual. Psicología del ojo creador. España: Alianza.

  2. Barthes, R. (1985). Mitologías. México: Siglo XXI.

  3. Foucault, M. (1973), Esto no es una pipa. Ensayo sobre Magritte. Barcelona: Anagrama.

  4. Foulcault, M. (1979) La arqueología del saber. México: SigloXXI.

  5. Gombrich, H. (1979). Arte e ilusión. Barcelona: Gustavo Gilli.

  6. Hall, S. (1998). Representaciones culturales. Inglaterra: Sage Publicaciones.

  7. Navarro, R. (1999). Constructivismo y representación cultural. Avances y perspectivas. Recuperado de:                                                                     http://www.produccioncientifica.luz.edu.ve/index.php/omnia/article/viewFile/7017/7006

  8. Saussere. F. (1977). Curso de lingüística general. Argentina: Lossada.

  9. Villafañe, J. y Mínguez, N. (2002). Teoría general de la imagen. España: Pirámide.

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